EN 1980 a un hombre se le encomendó una misión secreta crear un teléfono seguro y portátil. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los líderes de Estados Unidos y Reino Unido querían tener una conversación que no fuera interceptada, hacían uso de una máquina enorme que en el caso de Londres se encontraba de modo permanente en el sótano de Selfridges una tienda por departamentos en el mismo corazón de la ciudad.
A lo que surgió se le puso el nombre clave de Brahms, un maletín de aspecto normal que llevaba en su interior el primer sistema portátil de comunicaciones encriptadas de Reino Unido diseñado para permitir que los funcionarios de alto rango se comunicaran de forma segura.