Tanto a los jefes como a los empleados debería importarles la calidad del ambiente de trabajo, según muestran algunas investigaciones. Un estudio de 2020 que publicó la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, determinó que un lugar de trabajo tóxico "puede resultar perjudicial y generar estrés, agotamiento, depresión y ansiedad innecesarios entre los trabajadores". Además, descubrió que el malestar de los empleados se extendía a otros trabajadores y reducía la calidad de la labor que realizaban. Pero la investigación también encontró que podía suceder todo lo contrario: el bienestar de los empleados aumentó el rendimiento laboral y un entorno de trabajo que los apoya activamente "aporta sostenibilidad al rendimiento organizacional